La motivación laboral es un factor que debe formar parte del día a día entre los empleados. Esto mantiene un ambiente agradable y proactivo. Existe una relación directa entre motivación laboral y desempeño. Según un studio de la Universidad de Warwick y del Wall Street Journal con Opener Institute for People, cuando un empleado está satisfecho con su puesto de trabajo es un 31% más eficiente 12% más productivo.
Los trabajadores con motivación rinden más, como consecuencia los beneficios de la empresa aumentan. La motivación depende en gran medida del sentimiento de pertenencia en una empresa. Si no existe un vínculo emocional hacia la empresa, el nivel de compromiso será bajo. Según un estudio de Gallup, el 87% de los trabajadores no se sienten comprometidos con su empresa.
La psicología describe la motivación como un estado que induce a las personas a invertir tiempo y esfuerzo para conseguir ciertos objetivos. Cuando se trabaja con más motivación, se invierte más tiempo y esfuerzo, por lo que es más probable alcanzar objetivos.
La felicidad de tus trabajadores es un aspecto imprescindible en la empresa. La manera de conducir una empresa puede hacer que el equipo se sienta más capaz o incapaz de alcanzar estos objetivos. Motivar de forma activa a los trabajadores mejora el bienestar en el espacio de trabajo e influye positivamente en su desempeño diario.
Técnicas para fomentar la motivación laboral
-Autonomía laboral: los empleados sienten que su trabajo es valioso cuando se pueden desarrollar libremente. Si se les otorga cierta autonomía en sus tareas, su voluntad de aprender y lograr metas aumenta. También existe una mayor productividad porque el trabajador se siente contento y cómodo al realizar sus labores
–Reconocer a tu equipo: el reconocimiento a tus empleados hace que se sientan valorados. Se necesita de la confirmación de otras personas para aumentar la confianza en uno mismo. Los empleados reconocidos son más felices y esto contagia al resto del grupo, generando mayor lealtad hacia la empresa.
-Crítica constructiva y revisión de errores: las críticas deben decirse siempre en privado, si estas críticas se exponen ante el resto de compañeros pueden generar sentimientos negativos, como vergüenza, pérdida de respeto y generar un mal ambiente de trabajo.
Es necesario que los errores se comuniquen como una manera de aprender ellos. Se debe fomentar esa cultura de crítica constructiva.
–Actividades en equipo: construyen un ambiente ameno y colaborativo. Para ello es necesario realizar dinámicas de integración del equipo. Esto impulsa el sentimiento de pertenencia y ayuda a la consecución de objetivos conjuntamente. Además, se desarrolla la comunicación transparente y fluida.
–Escuchar: permite entender mejor a las personas que trabajan con nosotros, comprender el motivo de haber tomar una decisión u otra. Si les escuchamos de manera activa se sentirán más valorados, una práctica que debemos de llevarla a cabo todos los días, pero que muchas veces la olvidamos.
En definitiva, para mantener la motivación de nuestro equipo, es necesario promover acciones más allá de los beneficios monetarios, para que los empleados estén satisfechos con sus puestos de trabajos, aumentando así su rentabilidad, compromiso y fidelidad hacia la empresa.
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